¿Qué
pasa cuando quieres ser una buena persona y el mundo está conspirando para que
seas todo lo contrario? Tienes dos opciones, dejar que esas cosas que suceden
te arrastre hasta tragar cada partícula de sinceridad, de paciencia, de amor y
fe. La otra opción es seguir vigente en tus acciones buenas. En realidad ¿quién
dicta lo que es bueno y malo? ¿Dios? ¿El universo?
A veces hay que tomar decisiones que aunque no
te hacen las mejores personas ni lo que la sociedad espera de ti, lo que tus
padres esperan de ti, son decisiones que tienes que tomar y aunque todo indique
que eres una persona asquerosa y cruel, sin sentimientos, en el fondo, el único
que sabe realmente como eres, es uno mismo.
Quisiera
poder decir que es fácil estar aquí pero es todo lo contrario, tienes que
luchar a diario con los gritos derrumbando cada pared, los insultos retumbando
al alma, la ola cargada de fuego, lava quemando tu interior y las ganas de
correr a donde nadie conozca quien eres y empezar.
Tal
vez no sirva de nada, hay que sanar esas heridas antes de avanzar. En este
mundo Ser fuerte no es una opción, es una obligación, algo inherente para
plantarse frente a la avalancha embarrando tu ser. Los humanos no somos nada
sin emociones, sin amor, pero eso mismo te hace golpearte una y más veces
contra el suelo.
Creo
en Dios y en el universo, eso es lo que me mantiene de pie. Orar es bueno
cuando lo único que quieres es salir corriendo y no regresar la mirada. Todos
nacemos con una naturaleza, la balanza siempre se inclina hacia un punto, tal
vez es por esa razón que aún sigo aquí, creer y tener fe en que todo mejorara.
Haciendo tu parte y que cada quien haga la suya.
Y
cuando todo está perdido y ya no haya más actos por hacer, cierra los ojos y
ora, ora por el mundo, por las personas y por ti, tal vez al principio no
signifique mucho o no veas resultados pero estoy seguro que al terminar de
orar, tu alma, el alma, estará tranquila y desahogada. Todos están en su mundo,
pero nadie pregunta realmente como te encuentras y poco a poco se va perdiendo
la confianza y la fe en las personas, incluso llega el momento en el que ya no
puedes llorar con nadie para protegerte pero Dios, el Universo te están
cubriendo con su fuerza y energía más maravillosa que existe, el amor. No importa
la decisión que se tome, siempre y cuando sea para estar bien sin dañar a
terceros aunque eso, a veces sea inevitable.
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