Hace
un par de años no entendía lo que ella decía, pero mi corazón tenía sensaciones
ilógicas, sensaciones que me decían que aquella no era una desconocida, tampoco
cruel ni asesina…. Quizás en ese momento mi vida cambio, no para bien, ni para
mal, sencilla y maravillosamente mi ser se extendió para entender que el color
de la persona perfecta no existe.
Diana:
Nas, Naaas!!
El
rostro de Diana se encontraba frente al mío, sus manos agitándose junto a mi
cuerpo tratando de que yo regrese de mi laguna de recuerdos. En sus ojos se
extendía un enorme océano de amor. Era inevitable regresar al presente con
Diana junto a mí, y claro, con el príncipe Bastian apunto de pedir al Rey la
mano de mi princesa.
Diana:
Es hora de que mi padre sentencie mi vida, pero no creas que seguiré los pasos
de mi madre, yo te amo a ti. Tú eres mi barco de sueños, la energía tangible y
el amor de mí ser. No entenderán, este
reino ni el tuyo, mucho menos los reinos que se encuentran más allá de este
océano, pero lo importante es que lucharemos con corazón y fe.
Ella
extendió sus brazos y rodeo con ellos mi
cuerpo. Yo no sentía el aire que revolucionaba su cabello, las olas del mar se
escuchaban demasiado lejos, solo sentía el calor emanado de su piel y su olor fresco que hacía palpitar mi alma. Yo
tenía claro que estábamos juntas en esto, juntas más allá de la muerte.
Richie
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