Hogar de seducción – 10:00am
Mis brazos se extienden por cada perímetro de
este hogar, en cada esquina habita un mundo por explorar, una historia que
guardar, un instante de placer que se difumina entre la oscuridad azulada
permanente. Entre las calles de la ciudad de Villahermosa Tabasco habito, por
donde se encuentran los casi nulos pájaros enjaulados en el mundo de metal. Mi
nombre es bien conocido por algunos, para otros tal vez no exista, y es que tan
solo permito entrar a mi vida, a mis aposentos, a aquellas personas capaces de
abrir sus mentes a una nueva y satisfactoria experiencia. Soy la morada en donde se refugian y guardan
placeres, morada que guarda pasiones, anhelos, deseos y erotismo.
Hoy me visto en el exterior de color rojo como todos los días, pero
sucumbe entre mis paredes el azul con tenuidad y complacencia en cada parte de
mi ser. Es cierto, protejo mi esencia con la abnegación, y por dentro con la intrepidez. Entre mis
venas se encuentra la lujuria y el deseo. Dentro de mí, laten decenas de
corazones diariamente, cientos a la semana, y miles al mes. Al despertar me
coloco el aroma a bienvenida, un exquisito olor a esencias naturales, huelo a
fresco y limpio, borrando lo que el ayer dejó. Hoy tal vez sea un día
diferente, puede que hoy no pase nada y sea desapercibido, pero puede que pase
todo, algo más allá de lo que ahora se ha vuelto costumbre entre mis entrañas.
Tal vez una historia de amor sin sexo, o un día sin deleite erótico.
Soy medianamente grande, entre los ladrillos se
forman dos plantas de mi hogar, abajo se registra el tiempo del regocijo y
arriba sucede el gozo. Hoy hallo verdad
en mí, soy el hogar de la complacencia. Tengo viejos conocidos que con el paso
del tiempo se han vuelto parte de mí, otros que apenas empiezan a dar las
primeras zancadas por aquí, y algunos
sólo entran por curiosidad.
Todo está preparado, mi fachada sirve para
difuminar la realidad, las computadoras están encendidas y listas para empezar
un día más de servicios, cada cubículo está separado por los muebles de madera
color café oscuro y la luz se encuentra brillante y vivaz. Cuando mis puertas
se abren, los pasos al instante se empiezan a escuchar. Ningún alma se detiene
a sentir la calidad que represento, la protección que les brindo de las miradas
obscenas y ofendidas por los supuestos actos de impurezas y desgracia de la
sociedad. Nadie admira la frescura que les doy, la limpieza con las que les
recibo, el aroma a bienvenida que es ignorado por el encuentro de una mirada
penetrante, cautivadora y llena de deseos, fulminando entre sus pieles el calor
innato de cuerpo y la miel ardiente que en unos instantes se derramará.
Diez minutos fueron suficientes para empezar a
esconder y refugiar las miradas perversas lanzadas de un corazón latiendo de
adrenalina a otro latiendo de placer. Siento como desenroscan la luz de mi
hogar, como poco a poco atrapa la oscuridad a mis adentros. Otros diez minutos
fueron necesarios para que la luz brillante y vivaz desapareciera. Aquí es
donde empiezo a sospechar que hoy será igual que ayer, que todos los días. Tal
vez debería acostumbrarme, soy el hogar de la satisfacción, tal vez el hogar de un ser sin alma o quizás
el refugio de los esposos con curiosidad, al fin de cuenta, sigo siendo eso, el
hogar de seducción y fogosidad. Y
entonces todo comienza…
Que buena narración. Y es muy interesante como planteas el inicio de esta historia.
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